Hoy voy a hablar de los conceptos y emociones que van asociadas al misterioso y poco valorado MARRÓN, a pesar de dar COLOR a sabores intensos y apreciados –café, chocolate, canela- o a algunos materiales imprescindibles–barro, cuero o madera-.
Hoy sinónimo de problema, históricamente fue el color de los pobres, quienes no podían comprar para sus vestimentas los tintes a los que accedían los bolsillos más desahogados. Tal vez por su omnipresencia en el entorno natural el MARRÓN evoca lo acogedor, lo simple y lo rústico, aunque también la mediocridad y la suciedad(por obvias razones), quizás por su falta de luz.
Ausente del espectro de descomposición de la luz, se obtiene mezclando distintas combinaciones de los colores que lo forman. A mi me gusta cuando tiende a amarillo, verde o rojo y también en tonalidades muy oscuras, como sustituto del negro. Buscando el tono adecuado, pega bien con cualquier COLOR, basta con observar el fascinante efecto de las vistosas telas ESTAMPADAS que se visten en África.
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